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jueves, 27 de diciembre de 2012

Acicala la luna con tus trazos.


Comienza el crepúsculo, hora de hechiceras y nocturnos. Hora de bohemios y rezagados. 
Hora de pensadores abstractos y sirenas encalladas. 
Me temo que el proceso viene con frío polar, con aceras heladas y luces sin luz que alumbre. Me temo que temer es plato primero de nuestras sobremesas. Y quién sabe el saber de los que no hablan, de los que no manifiestan su lugar en esta comida de cinco estrellas.
Los dedos marcan hielo, el pelo viste de escarcha, y mi boca.. mi boca nada en tu saliva. Ésa que me dejaste como souvenir de nuestro último encuentro. Qué malas noticias nos reservan para este martes, qué martes será bueno para retenerte. Para masticarte, para digerirte. 
Déjame un mensaje para seguirte, una vengala por cada desvío involuntario, una piedra blanca por cada idea baldía. Que te enfermas de (ti)empo y me quedo sin ti. Que no podré contarte que ya sé sumar uno más uno sin que dé tres. Que ahora el numero par nos protege. Nos vela de meteoritos con atracción a mi halo.
Poco a poco me hago a tu género, a tu suministro, a tu dedicación. A lo que dijiste que serías y fuiste, a lo que nunca inventaste.  A tu almizcle personal, a cicatrices llenas de leyenda. A lo que eres, a lo que haces, a lo que muestras.
Oh, mon petit..   
Que lentement passent les heures.. Comme passe un enterrement..

Seres, sin voz ni voto, siguen quedando a mis espaldas, arañando lo que fue mi fidelidad. Seres, que ya no son, desembarcan en muelles olvidados. En aquellos que ya no rondo. Y tú, el que tatúa su piel de rosarios, calmas mi pesar con mimos aniñados.

Suples todas las inexistencias con la fuerza de mil soldados, sujetando la granada sin seguro, accediendo a ser blanco de adversarios recios. Porque amas, amas el amor que crece y creces con el amor. Tan grande te haces que nadie iguala tu altura, tu soltura, tu captura. A mí, a la que fue caza queriendo ser cazadora. Atravesando lo que era piel felina. 
Y te echo de menos, un menos simbólico, un menos equivalente a un más elevado a la máxima potencia. Siendo un hecho tan encofrado en manos débiles, que escapa a tu lecho para guarecerse. Para refugiarse de un hoy clarividente.
Dulce melaza que acicala la luna con tus trazos. Calina propia de tus brazos, sin pistas donde aterrizar las perturbaciones de tu contacto.




Mon amoureux.. Et souviens-toi que je t'attends.
 JJ.


domingo, 23 de diciembre de 2012

(A)tentada.


No contesto y te beso. Con más ardor, con más ímpetu que nunca. 'Te amo'. No sé qué decir, me siento torpe. Calla y no me sientas tanto, que me siento peor. Acaricias y sigo tu recorrido con la mente puesta en el vaho de los cristales. Rememoro días tristes, carreteras estatales, cruces con apellidos, nombre con hiladas. Abrázame y no me sueltes, que me rompo. Cierro los ojos y abro la vereda de los recuerdos. Percepciones de un cielo terrenal, instantáneas con movimiento. Están vivas, las imágenes, yo no.  Suspiro y me guardo en tus manos. Me unes de nuevo mirando lo que no ves. ¿Oyes lo que no digo? Entre alaridos me quiebro. Sálvame. Cúrame. Resucita y hazme creyente de los milagros. Que me hago pequeña, que la grandeza se me va con cada exhalación. Reza por mí, a mí, hazme diosa. La flama crepita, y un rayo me parte. Ojalá. Le invito a que así sea. Sólo las chispas marcan mi tez. ¿Qué divisas cuando espías mis maneras? ¿Cuál es tu juicio? Culpable. Ya sé. No tenía derecho y te afané, te saqueé. Codicia pura de una infame. Mil disculpas me revelan, el perdón me ahoga, justo al borde de la garganta. Sancióname con cada palabra ilegal, será mi escarmiento. Senténciame con una función eterna. Hazme presa, mártir, sacrificada. Me aprietas más fuerte entre tus brazos y me dejo. Tómame de golpe, como el más duro tequila. El limón arderá tus cortes, la sal despertará tu sed, la sed de mi elixir. Dulce panacea. 
Te hiciste patrimonio de mi poder, sin pararte a pensar. Todo te retiene, nada te hace abandonar. 'Quizá me arruine', te comenté. 'Fracasaré contigo', dijiste. Eres soberano de corazón, y no te das cuenta. Lástima que no te convenza, aspiras a prodigios, a caudales. A tesoros, que no están enterrados ni perdidos como yo. Extravía el mapa, el que te lleva a mí, sánate en razón. Pero no vayas lejos, que mi egoísmo te exige. Ambiciono tu dar, mi recibir. Me anexas, me urges. Déjame ser avara de tu fármaco, sé cardiólogo de mis males. 
Acércate más, asfixiame en ternura. Tantea mis labios y obvia mis encrucijadas. Aprieta, más, mucho más, hasta que no perciba voluntad. Desgástame,  no dudes, extenúame entre golpes de escándalo. Suena el tac-tac de mi pulso acelerado en un cofre de metal. Lluvia ácida en mis pestañas.  Intrépido pionero, corona mi cima. Caminemos por las calles, enamorame con viejas batallas. Corramos detrás de los gatos para quitarles 6 vidas. Sólo seis, las necesarias para recomponerme. Súmale las tres cuartas partes de nuestras sobras, réstale dos lustros de respiraciones. 'No tengo prisa, me dices, sólo urgencia en fundirme con tus misterios.'
Sigues siendo desvergonzado al hablar, sigues buscando tus entradas. Recovecos encuentran tus expediciones, gloria saborean mis labios. Me desato, me expando, me transfiero, me alieno. Mis piernas te rodean. Te encadeno a mis pechos. Como de tu cuello hasta la más ínfima imperfección. 'Sigue', jadeas. Llego a ser hambre en tu boca, deseo candente en tu bravura. Me ciñes a tu elipse con fiereza. Revelo la rebeldía asaltando tus fronteras. Frotas queriendo hallar deseos. Muevo las caderas al ritmo de tu búsqueda. Deseo concedido, pequeño genio. Entre bocanadas hallas aberturas para tus frases libertinas. Sucia delicia para mis oídos. Apartas mi desenfreno cuando preciso de tus corrientes eléctricas. No, ahora no. 
'Eres el amor de mi vida', abrevias. Me sitúas, me tiras de un rascacielos en pleno Chicago. ¿Mas, qué será de tu vida si tienes mi amor? Caigo, caigo como un nuevo 11 de septiembre. (A)tentada. Polvo, cenizas. Pestañeo y me recompongo con retardo. Finas capas de antiquísimas brujerías tapan mi próximo movimiento. La reina se tambalea en el tablero. El rey vigila. Bailamos un vals turbado, olvidando cuál será el siguiente paso. Yo cambio de pareja en cada pieza, tú esperas mi espera. Brotas en cada agudo, emerjo en cada grave. Uniéndonos en un tango de la muerte. Busco un soplo de oxígeno mientras me incapacitas con afirmaciones penitentes. Me sumo en el silencio.. y volvemos al preámbulo de esta nuestra jugada. 
Te beso, negando cualquier palabra que me ate..

..No queriendo ser testigo de mi propia errata.

Dejando volar mi mente por los barrios selváticos de esta ciudad caduca.. 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Él tan Chernóbil, yo tan nuclear.


Caminó con aire rudo, con la incultura inteligente de alguien venido de la calle. Con manos curtidas de esfuerzo, con certezas en formol. Me obnubilé en su balanceo, en su vaivén de oscilaciones a bajo cero. Sentí álgida hasta la médula, hasta el hueso último del último rincón de mi cuerpo. 
No habría damnificados esta vez."No, si mantengo la rigidez mortecina de mis miembros."
Topé con sus pupilas pardas, ávidas de analizarme como un código binario. Estafé a sus tentativas con una ponzoñosa media sonrisa. "Bingo. Dije entre gestos amañados."Imprudente fue al enseñarme su caja fuerte de flaquezas. Serpenteé entre sus cifras hasta dar con su combinación. 
Abracé su docilidad, recorrí su torpeza. 
Atroz sería mi paso y truculentos mis planes. Pasé por sus fines como un obús. Indefenso quedó frente a mis pisadas. 
Él tan Chernóbil, yo tan nuclear.              -Yo tan sanguinaria.-
Confundió mi punto de mira, confundió mi onda expansiva.. y se enamoró. Se enamoró de mi emboscada, de mi crimen. Quiso mis muertes como las suyas propias. Quiso mi suicidio como una demostración de amor.
Me llevó al fin del mundo cuando quise huir. Encendió una vela por cada apagón. Aceptó mis intentos de homicidio con una caricia en el pelo alborotado. Sufrió mis torturas con arrojo, sin una mala palabra.
Dio con las rodillas en el suelo cuando caí extenuada. Comprendía sin más explicaciones y miró mis manos presas del temblor. "No eres mala" Afirmó sin opción a replica."Pero te seguiré en este camino hasta que encuentres tu lugar."
Tomé su mirada con extrañeza, con recelo. 
"Te quiero." Me limite a decir.   "Lo sé." Se limitó a contestar. 


Y yo, tan martes 13, tan mala suerte.., fui deshelada por un beso en el alma. Por un roce sin piel sintética. 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Puro trámite lascivo.



Me prometió muchos orgasmos y pocos cuentos
Se empeño en meterme salientes y no adentrarse.
No entrometerse si caía.
No sujetarme si me lanzaba.
No hacerme el amor si se lo pedía.
Puro trámite lascivo.
-Sonreía de puro gozo.-
Y no me importaba.

Callé.. y me hizo gritar.
-Juro. Como nadie.-

¿Te atreves? Me repetía.
Te daré muchos sudores y pocos problemas.
Nada de efusiones,
todas las afecciones las tendrás en la cama.
Calentura febril.
Subidas de mercurio.

¿Te atreves? Me incitaba.
Tocaba mi lado oscuro y reía.
Se divertía con mis ojos en blanco.
Con mi piel herizada.
Con mis suspiros entrecortados.
Con mis garras en su espalda.
(Seguro de mi pasividad)

Nunca le dije sí. Que sí me atrevía.
Nunca afirmé el descaro.

-Sólo eché los seguros,
sólo lo llevé a mi terreno.-

Apagué la calefacción,
encendí el erotismo.

Y complací (sometí) a nuestros cuerpos, 
ahora, conectados en uno.



"¿Te atreves? Preguntaron mis ojos a tu boca sorprendida.
....
Y qué gusto me dio el roce de no dejarte responder."

viernes, 12 de octubre de 2012

Una canción sin escribir.



Pensé que tal vez, mirando aquel techo encontraría las letras que se fueron con las canciones. Con las que se rayaron en un tocadiscos antiguo, y las que, queriendo más que sin querer, no habían llegado a su final. ¿Cuántas quedaron inconclusas en una servilleta de papel? ¿Qué belleza nos perdimos por no saber terminar un buen desenlace? No habrá bailes ni empatías en su honor. ¡Y es una lástima! Que no haya mausoleos para las baladas que no tuvieron fe en nacer.
Oré unas cuantas plegarias en nombre de las que nunca obtuvieron notoriedad. Para que me dispensaran de atentados que no mancharon las páginas de mi diario. ¡Que me disculpen si yo no me puedo perdonar! Que me exilien con todas las cantinelas que deshonraron al gusto. Y acepto si niegan mi pesar. Claro. Demasiada formalidad en una entidad echada en la cama del agravio. Forzada entre gemidos para llegar al culmen del misticismo. ¿Cómo no gozar entre la simetría del clímax? ¿Cómo no palpar el cenit del deleite? 
Insultada por el arropo de las sábanas, nuestros cuerpos fraguaban privados de atuendos. Asiendo puñados de placer sin deber. Sin más trances que el pacto de nuestra fricción. ¡Que declaren las paredes desnudas si poseímos la ambrosía! No fingirán si enumeran nuestros orgasmos. Pero que expongan, si tan francas se resuelven, cómo quedó la morada tras la marcha del ardor. Cuan helado quedó mi néctar. Y qué mancillado fue el sonido con palabras de amor. La mentira nunca fue tan real, tan obvia para ambos. Ni siquiera tuvo cara, cuando miraba desde unos ojos huecos al desierto de mis pupilas.
Y se fue, alejándose lento y transpirado como el estío. Dejando atrás un colchón ultrajado y una amante distraída. "¿Por qué no suena de sus labios un 'no te marches, por favor'? ¿Por qué no hace acopio de su necesidad? ¿Ya se fueron las descargas que marcaron mi piel en la suya?" Pregunta su juicio, mientras mira el contraste de mi cabello en la almohada. Ya no hay rescate en esta estancia, comprende con quebranto, sin más alboroto que el crujido de la puerta al abrir y el rumor del sigilo al cerrar.
Yo, tumbada en el lecho de los penitentes, estudio la claridad de una farola. Concibiendo la pureza del brillo que algún día tuve. Que en algún momento volveré a tener sin artificios. Siendo faro en una perpetua noche sórdida. Perjurando con labios secos, que nadie me arrebatará el proceso del cambio. Ni un galán peregrino, ni un apuesto veterano. Porque nunca seré cautiva de la tercera persona sin ser dueña de la primera.
Mecida por la confianza y el arrullo de la llovizna en las calles, concebí que pese a las circunstancias, nunca fui una canción sin escribir. Me crearon con los tonos que sólo ciertos artistas pueden tocar. Siendo oral, abstracta, volátil, ingrávida, intangible.. Mudable en los tonos agudos, cambiante en los graves. Canción, sólo interpretada por virtuosos que sin ser conscientes, representan una pieza única. 
Y aunque músicos se crean capaces de llegar a la comprensión de mis letras con el simple tanteo de mis cuerdas, nadie fue ilustrado de mi auténtica melodía.

martes, 2 de octubre de 2012

Versos (in)acabados.



Me componen mil colores y me quedo en negro. 
Como el que brilla en las alas de los cuervos, 
como el que truena, a pocos, en el cielo.

Me componen mil colores y me quedo en blanco.
Como la memoria de los acusados,
como la poca experiencia del primer enamorado.

Me componen mil colores y me quedo en rojo.
Como la retahíla del enajenado,
como la tez después del llanto.



Excúseme, lector, que todavía no he terminado.


Me componen mil colores y me quedo varada. En una isla sin mar, en un océano de escarcha. Transitada de mil caricias que nadie me ha dado, custodiada de terminaciones que no han terminado. 
Y sin saber dónde, allí me hallo.
Con cuatro libros sin autor y un soplo de sabor a "yo te estaba esperando". En la manecilla de un reloj que marcaba las once y cuarto. En la travesía de un transatlántico. En el ruiseñor y su canto. 
Nadie me entregó la esencia, ni del calor del sol ni de el baño de tus labios. Nadie me lo dio, pero yo, bandida, lo he robado.
Soy dueña de todo, parte de todo y en todo mando.
En ti, en la vida, en la carne y en el pecado. 
Y dime anticristo si tan claro te hablo. En la escala de colores marco mis pasos, ¡ni rodeos ni atajos! Nada que no consiga con el As que sujeta mi mano. Nada que no resuelva un punto sin encomados.

¡No se impaciente!, que ya me marcho. 

Me marcho, poniendo las últimas palabras de un hermano, de un querido, de un encuadernado. Piénselo, yo se lo dejo. Después, contésteme, amor, si es cierto..

"¿A qué fingir el labio risas que se desmienten con los ojos?
¡Llora! No te avergüences de confesar que me quisiste un poco."

No se inquiete, que su secreto está guardado. Me quiso, y ¡Ay, dolor! lo amé yo tanto..
Pero guárdese las líneas para otro nuevo episodio, ¡juro!,  no daré testimonio. Mi paseo ya no llevará su mano, solo una hilera de color con la que pintaré mi nuevo y fresco retrato. 
¡Adiós y no más hasta pronto! Cárguese de calvarios.. como yo lo haré de propósitos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Y que te digan las razones si tienen razón.



Tus crónicas quedaron obsoletas. Ahí, junto a los cientos de folios que no tomaron forma. Todos caducos, todos arcaicos. 
Inservibles a mis usos y disfrutes.

Pero no, no hablo contigo. Hablo de ti. Hablo con el espectro de lo que creí que fueras. No me corrijas, lo he dicho bien, "creí que fueras" en un futuro (im)perfecto. Del presente pasado.., ya ni discrepo, ya no comento.

La sugestión a tu contrariedad no lleva el capital de esa fortuna que puse en ti. ¡Y es verdad! Me saturé de mis famosas sensaciones y acabé deseando un narcótico e(a)fectivo. Toxicómana de un puñado de cavidades. ¡Qué descuido de tiempo! Pero que no te confunda, yo no caí en la denigración. Yo no humillé mis encantos en busca de los gramos de tu cuerpo.

Pero no, no hablo contigo. Ese que me perdió en sus malabares, ya no tiene extensión en mis medidas. A ese mismo no le volveré a dirigir la palabra.

Te cuento que suenas a llamada perdida, a maleta extraviada, a repetición. Se acabó el sonido de tus cantos de sirena, se zanjó el tema del magnetismo inOFENSIVO. Ya no hago números para implorar un préstamo, porque sé -- que no hay deuda contigo. Ni los agudos de Celine Dion, ni los versos de Neruda, atajarían mi parecer. Porque la claridad ya no tiene velos, ya no carga con compasiones.

Y que te digan las razones si tienen razón. Que a mí ya no me paran las controversias a tus problemas, que ya no tengo trabas para decirte "NO".
Ya urgí mi primera persona, ya no comen de tu mano las creencias en aptitudes invisibles.

Con perdón -a las promesas, no a ti- me hago un aparte, un inciso para autografiar un ME PERDONO. A mí, a mi misma, a lo que dije que no haría y acabé haciendo. A los principios que quedaron relevados y a las enseñanzas que acabaron como obligaciones. A elevar tu fulgor a la máxima potencia y a no protegerme de tu protección. Lo hice por querer(te).., y lo deshago por querer(me).

Te anoto, también para que conste, que ya no lo siento, porque sentir lo llegaras a hacer tú con el paso de los veranos. Con la caída de las capas, con los pliegues de los años.

Camina, viaja sereno. 
Que yo dejo mis rejas para quien quiera ser parte de esa jaula. 


Las puertas no se cierran, solo se abren para mí.




Ya atusé, curé y reparé mis alas, 
para que lejos de tu parábola, 
pueda, por fin, volar.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Para la reina del tablero, no serás más que su peón.




¿Qué tal, desconocido? Me pillas mal, ya me iba.

Ahórrate el plus de pedidas, que mis pasos aligeran el recorrido. Entiende que te entiendo, pero no hay más de mi pecho que te pueda entregar. Los lagrimales quedaron secos, el saber ya no quiere entender y mi alma es un eterno otoño deshojado. No hubo ocasión para tu interés, para tu devoción a plazo fijo. Deja de mirarme a los ojos, en ellos no encontrarás soluciones.
A cambio, terco forastero, dejo a tu alcance la sustituta de mis desiertas necesidades. A ella le puedes pedir tus objetivos más excéntricos. En ella tienes la posibilidad que nunca se dio en mí. Pero recuerda.. No debes racionar tus salvajadas ni negar el canibalismo. Beberá de ti hasta la última gota y comerá hasta el último trozo. No quedará nada a su paso, no serás nada cuando caigas a sus pies. Y serás suyo, en cuanto notes sus ojos miel en tu figura. 

No alegres tus facciones, que todavía no he terminado. 

Ella vivirá en mi cuerpo sin pagar renta, sin dar explicaciones y sin censuras. Es pariente del Rock'n'Roll,  letrada del Kamasutra,  y toda una experta en las adicciones. Posiblemente querrás cautivarla con halagos, enamorarla con detalles y llamar su atención con nimiedades. Lo harás, porque hasta la última célula de tu cuerpo caerá rendida a su insolencia. Lo harás, aunque te diga y te repita que para ella, reina del tablero, no serás más que su peón. Porque, querido extraño, nadie manda en ella.., es un alma libre. Es fuego cuando la tocas, hielo cuando la buscas e indiferencia cuando la sientes. Pero aun con todo, entrarás en su juego, sin más reglas que sus dictámenes.

Escucha, porque de lo que te hablo, es de tu final.

Serénate y no te asustes. Cuando llegue ese momento, cuando comprendas a lo que te has entregado.., no te arrepentirás, ya que tu lealtad será extrema. Por ser, solo serás esclavo de sus arrebatos y cautivo de sus pasiones. Y aunque toques su cuerpo, aunque seas otro intruso en su cama, aunque viajes por sus secretos.. jamás llegarás a donde te propongas. Porque ella impone sus limites, ella doblega con su carne. ¡Nada de compromisos, nada de ataduras! Y mira que así, ni asimilando sus restricciones, te seguirás sintiendo atado al contoneo de sus caderas. Es la fruta más prohibida y te conformarás con su perfume, con el elixir de su química. Sus zarpazos en la piel no serán tanto como las señales en tu psique. 

Ya me contarás, si algún día vuelvo, cómo fuiste devorado por aquella bestia. Cómo calmaste la adrenalina tras su adiós. Cómo llevas el síndrome de abstinencia. Cuál será tu plan para seguir con vida sin vida.


Con todo, me voy. Mis maletas me esperan, el vuelo será largo y el mando lo dejo en malas buenas manos.

Llegó la hora de callar y de que tú, forastero, otorgues.


Buena suerte, -la necesitarás-.        XXX

sábado, 15 de septiembre de 2012

Que la misma traición te traicione con promesas.



Ojalá, ojalá y que tus inviernos no encuentren primavera. Que tus vuelos jamás emigren. Que tus manos no moldeen sentimientos. Y que si ríes, sea siempre por no llorar.
Ojalá, ojalá y que tus manos caigan rendidas. Que tus únicos susurros sean las almas de tus víctimas. Que los días te sean claros para ver la desgracia. Y que tu cama sea el descanso para las frustraciones.
Ojalá, ojalá y que escuches tu recuerdo partiéndose en mil pedazos. Que tus ventanas sean canales para observar el deterioro. Que tu diario se llene de plegarias. Y que el mañana no sea más que otra pesadilla.
Ojalá, ojalá y que sientas la descomposición de tus empeños. Que la misma traición te traicione con promesas. Que odies el odio que tiñe mi sangre con tu nombre. Y que si amas, sea al engaño vestido de pieles.
Ojalá, ojalá y que mi amor rompa las verjas de tu orgullo. Que se derriben los escombros de todos tus desperfectos. Que veas las evidencias que tanto escondes sin tapaderas. Y que sin querer, caiga la venda que te desequilibra.

Pero ojalá, ojalá algún día mis palabras sean manuscritos. Ribeteados con el desconsuelo de tus lágrimas. Y que por puro azar, las líneas destilen franqueza.
Ojalá.. ojalá que así sea, y en ese momento dejen de engañar. Dejen de falsificar como el maquillaje que oculta mis ojeras -como el gusto de verte naufragar-.

Ojalá ese día cierre los ojos con una verdad, y mis labios sin una mentira.
Ojalá notificara que tu vacío ya se llenó.
Ojalá solo importaras en la lejanía.


Ojalá ya no te sienta.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El finado cadáver de una mitad.



Era un jueves demasiado lunes para mi espíritu. Un inicio demasiado concluido para mis ganas. Una aurora demasiado oscura para mis pestañas. Un activo demasiado pasivo para mis reflejos.

Y no había incentivos para este trabajo a jornada completa, ¡qué crueldad! Qué insensibles se vuelven los pasos sin zapatos con buen numero. ¡Qué días más cuesta arriba, qué noches más precipitadas! Con esas marcas tan rozadas, de las uñas aferrando clavos ardiendo. Remachando con ésos mismos la tapa de mi ataúd.
Y dime ¡DIME! si no es injusto que se acepte vivir en una caja de muertos. Que te impongan rodearte de madera cortada a la justa medida de tus posibilidades. 
Los limites ya no superan, solo limitan. Los repartos de justicia, ya no justifican. 
Y, ¡Ay, dios! a los pulmones ya no llega oxigeno,  a la vida no le insuflan energía. Derrapa el momento de una agonía, de un declive en la línea de pulsaciones.

..Ya es tiempo y deshora, ya viene la sombra del pecado capital. Ya sucumbo a su sangre insensible, ya aprieto el gatillo de la barbarie..

- ¡Aclama mi lado más oscuro! ¡Séllame las puertas del edén! Que éste jueves no puede ser mi último crepúsculo. Que éste cuerpo no puede ser todavía devorado por los gusanos.

+Ridícula mortal.. ¡Afánate! ¡LUCHA! Que la tierra ya rodea tu féretro. Sólo suplicas, ruegos, plegarias..; ¡no busques!, que no se tienden manos en tu ayuda. Utiliza los dedos, tu último hálito; llénate las garras de mugre, de corrupción.. 

-¡No detengas tu lengua viperina!, agasájame de ese veneno pérfido.

+¡Calla! Y no vulgarices mi dicción. Atiende a mi voz, más valiosa que cualquier existencia. No impidas las amenazas de tus enemigos, no justifiques tus avances. Destroza los obstáculos, perfúmate de mi azufre. Quémate en mi fuego y olvida las alas blancas. Ven, pequeña, congraciate con tus orígenes, con la esencia de vuestro género. Que mi sonrisa acabará con aquellos que desean tu muerte. 

-Pero dime, verdugo de ánimas, ¿qué será de mí cuando me entregue a tu lumbre? ¿Qué será de los que se extasiaron de mi parte clemente? ¿Qué será de aquella que ya no volverá a mis propiedades?

+¡Patéticos sentimentalismos! Esa a la que tu alusionas, será arrancada de tu parte benévola, será exterminada junto a la hoguera de tus rivales, de tus titubeos, de tus endebles pasos en falso. Esa, de la que ya puedes ir dando su pasaporte, será liquidada por mi propio tridente. Los demás, carne de cañón, pasarán a ser marionetas de tus intenciones.

-La decisión ya es un hecho. El viaje del no retorno, necesita un adiós a su altura, a su majestuosidad. Dime, pues, si me otorga un poco de tiempo para dejar marchar lo que alguna vez fue, lo que alguna vez fui; lo que ya no será.

+Estúpida niña, ¿no eres consciente de que el dios Cronos no está de tu lado? ¡Olvida pedir fijando tu vista en el cielo! Que las nubes ya no serán tu destino, que la tierra, las entrañas, son tu nuevo linaje. Muere, si así lo deseas, rodeada de ordenes estancadas, de compañías fraudulentas, de colectivos viciados. Muere, ¡si así lo quieres!, a manos de las acotaciones, de las trabas de un puñado de humanos profanos. Si tan mundana, tan irreverente te consideras, déjate asesinar por la selva en la que vives. Que muera todo tu ser en el vórtice del caos. Pero si tu llamado mendigaba una salida, si tu petición no era huidiza sino requerida. Deja en mí la parte que ha de ser ejecutada, deja subsistir a la pieza que te hará superviviente.

No hubo más que disponer que dejarme resucitar por una emergencia. Tan vital, como la renuncia. Ahí, entre cenizas, el finado cadáver de una mitad. Aquí, entre claves de sol, la longeva prosperidad de la resistencia.
Porque, tal vez, la mujer del espejo que se esconde, debe ser calcinada cuando adormece las ganas de sublevarse. Porque jamás debe triunfar la formula de dejarse vencer.

Y yo, hija del avance, quedaría siempre marcada por los rumores de la luna creciente (nunca, nunca menguante). 
Tan superada de noches como mi piel nevada,  
tan obstinada en cumbres como mis deseos.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Dos corazones y una historia rota.

¡Muy buenas lectores!
Desde hace casi un mes, como estáis viendo, estoy desaparecida en combate. Las circunstancias que me rodean no me ayudan a inspirarme, y tampoco tengo mucho tiempo para pasarme por aquí. ¡Pero don't worry! No he abandonado el blog ni muchos menos, en cuanto tenga unas horitas sabáticas me pongo manos a la obra.
Aparte de esta breve disculpa por mi ausencia, quería dejaros un relato de un chico que creo que merece que al menos se dediquen unos minutos en leerlo. Aunque su especialidad es más bien las críticas y las publicaciones con rasgos periodísticos -exquisitamente redactadas, todo hay que decirlo-, ha decidido deleitarnos con una narración, que si consigue interés, seguirá con más capítulos.
Agradecería que pusierais vuestra opinión, y que él se pueda ir haciendo la idea del impacto, tanto bueno como malo, de sus palabras.
Se llama Otman, este es su blog  http://miproyectoyhobbie.blogspot.com.es/  y esta su historia...


Historias de un puente.

Capítulo 1:

Nos trasladamos al mercado central, punto de referencia del centro de Alicante, zona de confluencias y despedidas, cada día quedan miles de personas en este sitio. Ahora, bajemos por la rambla en dirección al puerto llegando así al protagonista de nuestra historia, el gran teatro para el cual somos actores. Estoy hablando del puente de la Volvo y ahora que estamos ubicados...

Él llegó un minuto antes que ella al mercado central, cuando vio que se aproximaba se escondió tras una palmera para sorprenderla, él es así.
Ella vestía una camisa rosa preciosa y un pantalón negro cortito que hacía juego con sus zapatillas, la recibió con un abrazo y un beso, la cogió de la mano y empezaron su ruta, llevaban trece días sin verse, él lo sabía muy bien, tanto tiempo había pasado que casi no supieron de qué hablar, aparte de lo que habían hecho en los últimos días, además que él es muy callado, pero para su suerte ella es muy extrovertida y le contó sobre los últimos videojuegos que había probado, los mismos videojuegos de terror que le provocaron alguna que otra pesadilla.
Se confundieron de camino y tardaron más de lo esperado, el sol acechaba cada rincón, no encontraron ningún banco del puente con sombra, así que se sentaron al borde de este con los pies colgando sobre el mar, habían unas vistas preciosas, el sonido de las olas, la brisa costera y la puesta de Sol a sus espaldas, él la abrazó con la izquierda y con la mano derecha le cogió una mano y la besó como si ella fuera su princesa, y ciertamente lo era…
Ella se encogió de hombros y de sus ojos brotó una lágrima, él le preguntó qué le pasaba, pero ella se negaba a decírselo, se excusaba diciendo que no le pasaba nada, pero no podía engañarle, intentó calmarla recordándole la frase que le dijo una vez: “Prometo reír si ríes, hacerte reír si lloras, y si no puedo hacer que rías, lloraré contigo”.
-Princesa, no puedo soportar verte llorar, por favor, cuéntame qué te pasa, confío en ti y puedes contarmelo todo
-Es muy difícil de explicar- respondió ella.
-Ya sé que soy un chico y no doy para mucho, pero eres mi princesa, estoy seguro de que sea lo que sea lo entenderé-Dijo él en otro vano intento por que ella le contara lo que le ocurría.

Y así estuvieron un cuarto de hora, ella lloraba y el la abrazaba, tanto se negaba a contarle lo que le ocurría que él entendió la razón, es esa la razón por la cual el beso con el que le recibió apenas duró medio segundo, la razón por la cual ella llevaba el bolso en el lado en el que él se encontraba, la razón por la que tenía las manos ocupadas con sus pulseras mientras el intentaba cogerle la mano, la razón por la cual cada beso que le daba en la mejilla ella cerraba fuertemente los ojos y se quedaba unos segundos en silencio. Pues han sido ya tantas las experiencias que ha vivido aun con tan solo dieciocho años, que con las palabras más suaves que se le ocurrieron le lanzó la pregunta.
-Cielo, ¿quieres que acabemos?- Dijo él, sintiendo que un “si” podría derrumbar la única y débil esperanza que le quedaba para enamorarse.
Ella asintió y por sus ojos cayó otra gran lágrima, una lágrima que ojalá pudiera hablar para explicarme lo que estaba sucediendo.
Él suspiró, se quedó callado y solo la abrazó.
-Cielo, no pasa nada, en serio. Estoy seguro de que encontrarás a otro chico que te trate genial y seguro que te hará superfeliz. Ahora no llores, sonríe, quiero ver tu sonrisa.
-Soy una idiota, lo siento, de verdad.
-No cielo, para nada, eres una de las personas más maravillosas que he conocido nunca.
-Lo siento…- Dijo ella mientras le abrazaba de nuevo y le acariciaba la espalda.
-Además, seguimos siendo amigos, no hemos acabado peleándonos ni nada por el estilo-Dijo el recordando a algunas de sus ex-novias...
Se le formó un nudo en la garganta, y sus ya lagrimosos ojos siguieron llorando, pero intentaba parar de llorar para que ella no se sintiera mal, es más, se secó los ojos en la medida que pudo, se separó de ella lentamente, y le secó sus lágrimas también. Sacó una sonrisa forzada intentando controlarse y mirándola a los ojos.
-Sonríe por favor, si tú estás mal yo estoy peor. –Dijo él esperando que ella parara.
-Lo siento, muchas gracias, eres el chico más bueno que he conocido.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que no soy bueno? soy normal, y muchas gracias a ti por los días felices que me has hecho pasar. Te adoro.
Se levantaron y empezaron a caminar, de la mano, tal vez como símbolo de su último momento como pareja, y es en ese momento cuando aparecieron unos amigos de ella con los que había quedado. Él los vio un poco antes, se paró, dio media vuelta, se secó los ojos tratando de no levantar sospecha. Siguió caminando con una sonrisa de “sí, soy la persona más feliz del mundo.”
Les saludaron y siguieron su camino hasta el final del puente, se miraron otra vez, ella volvió a pedir perdón por el daño que le había hecho, y él le mostró su mejor rostro en esos momentos y le dijo "Quedémonos con lo bueno y olvidemos lo malo".
Un último abrazo y se despidieron, ella volvió con sus amigos y él bajó las escaleras por donde vino, vacío por dentro, si, pero con una experiencia más que contar y reflexionar.

viernes, 10 de agosto de 2012

Un romance fatal.



Así, casi de improvisto se le coló. Ni siquiera lo vio venir, y ahí se quedó como estatua inmovil.
No saludó ni por cortesía, manteniendo el tipo de un rico Zar. "Saca tus intimidaciones, que mi figura es pétrea." Dejó caer con su vocecilla de falsa humanidad.
Y ella, tan sorprendida, dejó sus barreras a medio abrir. Resquicios exactos para apoderarse, para entrometerse, para adjuntarse en sus brazos limpios de estrategias.
La cogió casi con grosería, con la ansiedad de quien ve en riesgo su apuesta. No se paró a enamorarse de la intensidad de su fuego, no se quiso fijar en la belleza de sus curvas.
Era para él, bien que lo dejó claro sacando los grilletes. Bien que pegó su cuerpo estéril al atractivo de su órbita. Bien, bien que marcó su territorio en la deformidad que una vez fue su mejor forma.
Ella, hermosa dama, dolorida por los pespuntes, por las costuras callando sus mejores palabras, se dejó conquistar. Dominada por la gallardía de aquel asombro, por la falsa placidez de la primera impresión.

Fue, ¡que caiga el cielo si miento! un romance fatal.

¡Qué pena de ella que nunca más volvió a ver la claridad! Ay, Seguridad si no te hubieses dejado engatusar por aquél prefijo hijo del haberno. 

Dejaste de estar sola, para añorar la soledad. 

Suelta, suelta ahora su compañía, ¡que a tiempo estás!

Deja de ser Inseguridad, y quita tu apellido de casada, vuelve a ser esa que no daba un paso atrás.

jueves, 26 de julio de 2012

La venta al mejor (im)postor.



Deja de obsesionarme, que estoy ocupada. 
Alcánzame el cartel de se vende y cuélgalo con clavos a la altura de mi sonrisa. O si lo prefieres, colócalo un poco más alto de la cintura.
Ahí, perfecto. Que quede bien sujeto. 
No me preguntes, que te tendría que responder y no tengo tiempo. Ya ves, de algo que me quedaba y también se me gasta. 
Quítate el asombro, que te afea el rostro. Déjame pasar y no me sigas, que me espera esa apartada esquina al borde de un bonito precipicio. 
Tranquilo, que no me tiro. 
Sólo espero.
¿Cómo que a qué?, ¿a qué voy a esperar si estoy en venta? 
A un buen comprador. Al que puje por esta huerfana sin patria, a esta inválida emocional. ¡No me llenes de gritos sordos, que ya no soy tu fulana!
Hoy estoy a la disposición de esos papeles llenos de antojos. Porque, no lo sabrás -y si no te lo explico-, pero valer, valgo mucho y costar, cuesto poco. Y ya habrá quien lo vea. 
Relájate, que no te hace bien sacar tu cara de canalla. No me digas que tú lo viste y también apostaste por esta casa despoblada, que ya sabemos cuan desalmado te vuelves de arrendatario.
Quédate donde estás y déjame saldarme por cuatro asquerosos duros. Que sí, que peores que tú volverán a ensuciar mi suelo, a descorrer mis cortinas, a abrir mis ventanas. Y pondrán sus huellas antihigiénicas donde mejor les plazca.
Pero no me juzgues, no me empañes a base de decencias. 
Que quiero ser lo bastante furcia como para plastificarme. Para desnudarme ante la obscenidad y que me haga de su misma carne. Adulterarme, ¡así como lo oyes! Ser tan vil que desee al mismo Belcebú entre mis piernas.
¡Ni se te ocurra replicar! Que ya me desvestí bastante contigo, farsante. Que ya dejé mi cuerpo a la vista de la desgracia, y mi alma en carne viva.
Permíteme devaluarme y extraviar la ética. Ésa que calló cuando me enamoraba de fraudes a gran escala. De misioneros sin misión.
Déjame a un lado y no me observes con vergüenza. Que esa misma tú no la llegaste a conocer.
¡Largate de mis trastornos!


Y ahora sí.


-Señoras y señores, comienza la venta al mejor postor. Empezaremos por esta antigua reliquia, conservada en certidumbres suicidas y pasos de autómata. Se aprecian deterioros y un asomo de derrota, pero si bien dirigís vuestra mirada a esas dos retinas extintas, podéis distinguir alguna que otra brasa luchando por no apagarse. No se inquieten, el gris se irá disolviendo en otros colores y  si la voluntad del comprador es firme, puede que hasta que aquellos labios olvidados vuelvan a curvarse y deslumbrar.-


Se abre la subasta..             ¿Quién da más?

martes, 24 de julio de 2012

Ahogándome en las medias tintas.




5.10 A.M

Cuento horas para el amanecer. Tumbada entre mis caóticas quejas y mis "ya lo haré mañana". Con el calor de ese verano tan parecido a los amores absorbentes; agobiante, con nota afilada de angustia.
Me invade el ruido, taladrando sin misericordia una cabeza atosigada de enigmas. Me pregunto, discreta, si en algún momento se pasará esos habituales interrogatorios. O si, por pura casualidad caprichosa, llegará el instante en el que mis sondeos topen con algo que contente la curiosidad.
Doy vueltas intentando calmar el nervioso insomnio, con imágenes que no contagien desamparo. Relajo el cuerpo en un medio lado algo incómodo, visionando mi mesilla con trastos que no utilicé jamás. Excepto, ahí, entre despojos.., mi teléfono. Tan dañado de llamadas cargadas de ira, de enfados con olor a "yo confiaba en ti", que parece imposible que aún permanezca íntegro. Sigue ahí, inanimado, indiferente, distante. Devolviéndome la mirada sin gesto de sometimiento.
Parece un duelo tan terco como ridículo, pero espoleado por mis aguijones, enciende su luz. Una escandalosa vibración baja por la madera y resuena en mis huesos.
Lo enfoco con miedo. Con cinco de los seis sentidos puestos en el quién, y el sobrante en el qué.
Levanto mi mano con cierto temblor, fruto quizá de la duda o tal vez de la certeza que flota en mi subconsciente.

5.14 A.M

Hora maldita. Nombre maldito. Mensaje dañino.
"Estaré ahí para cuando lo necesites."

Silencio. Dolor. Cansancio.
Suma y sigue. Borra y calla. No hay nada más. Nada más que quede de mí. De esa "mí" sin ti.

Te necesité, cobarde, desde el mismo principio del final. Lo sabes, y mientes, otra vez embaucando a mi débil palpito. Te quiero, te quiero a ti y todo lo que eres. Pero tú, tú y tu frivolidad ¿qué queréis? Si te pierdes, cada vez más lejos de los motivos reales. Si ya la cuenta no la sigo de las veces que te equivocas de planeta..
Un perfil, una elección, hecha a imagen y semejanza del más crudo egoísmo.
No. No hables más. No me contagies tus vistas a un mañana en construcción ilegal. ¡Deja de oír y escucha!, ¡deja de padecer y siente! Toma el control, toma el mando y atrévete a lanzar la moneda. Cara, olvídame y camina lejos; cruz, caminemos lejos y hazme olvidar. Porque no seguiré viviendo en el filo de la navaja, no volveré a cortarme con quimeras. Con tus astutas apariciones en medio de la niebla.

Llueve, diluvia de nuevo sobre mojado. Sobre lágrimas que ya fueron lloradas, sobre perspectivas que ya fueron disueltas.
Y sigo, sigo ahogandome en las medias tintas de un capítulo sin cerrar.

domingo, 15 de julio de 2012

Once razones.., y un amor.




Deambulé por los pasillos ocupados por las más negras tinieblas. Notando el frío funesto del suelo bajo mis pies descalzos..
¿Hay alguien ahí? Grité al aire, lancé al viento. Obteniendo la respuesta de un eco rasgado.
Me desplacé allí donde el silencio tronaba.., allí donde sabiendo sin querer saber, me esperaba el vacío. La escasez de júbilo.
Entendí su idioma, comprendí sus orígenes, descifré pergaminos de mutismos.
Me abrazó. Me besó. Me amó. Y también me convertí, me transformé, me disolví en la Nada.
La Nada mutó en lo absoluto. En lo infinito. En la más estrecha línea bordeada del poder. Potestad usurpada de un cuerpo que poco antes, fue mío.
Mío. Me mofé de la palabra, de aquél pequeño término que acabó sin adquisición. Sin propiedad. Mío no fue nada, Nada fue mío.
Dilatada de victorias, surcada de noches en vela, pregunté con voz trémula ¿a qué temía? ¿por qué desertaba? Si mis dedos eran ágiles curas para sus llantos.
La oscuridad tembló, tiritando lenguajes extraños. Dialectos echos a la medida de su desesperación. Traducí una, dos, tres, cuatro.. diez razones por las que quiso perderse y no encontrarme. 
Comprendí términos y acepté condiciones. De ese papel firmado donde me lanzaba al más siniestro infierno.A un panteón con difuntos corrompidos, que en algún momento, lunas atrás, fueron sueños vivos.
Alegué mi última voluntad, ¡derecho tenía! ya que mi muerte iba a ser filmada por sus retinas.
Dí una, dos, tres, cuatro.. once razones, por las que, aunque le diera mi vida y la visión de mi existencia atentada, volvería a serle fiel en aquella madrugada perpetua.
Y me fui.. 
..me elevé.
Me hice incorpórea, insustancial, nimia
Dejé atrás todo aquello que no me urgía, con la única necesidad de mi confesión y una carta escrita a sangre que jamás sería enviada. Sin remitente, sin huellas que reuniesen pruebas.
Para todo lo que se quedó en Nada.

domingo, 8 de julio de 2012

Aquel incendio que acabó en siniestro.


Desperté de un orgasmo de dos años. TAN mal simulado, TAN fingido, TAN falso, como tu expresión de sacrificado. Sudada de tormentas y lluvias ácidas, con tu aguijón todavía clavado ahí donde más irrita; donde más incita a revolver las cenizas. Ahí donde más disfruta el veneno de sus desastres; de sus embestidas sin desgaste. Sigue el camino de venas taponadas con océanos bravos, con la más negra nube de un cielo astillado. Nube(s) que cancelan su buena cara y abren tormentas de mil y una noches. Me desarma mirarlas y avistar en cada una tu pose más seductora, más destructora. Siempre más, el más de tu carcoma. Que me roba los hilos de un telar hecho con paranoias. Los oídos me explotan, el rugido de ¡eres mía! no hablaba en broma. Me dí, me dí entera, me dí toda. Mientras me empotraba en la pared de la nula compostura, le prometí pocos desiertos y muchas dunas. Dunas donde su deseo siempre era verme desnuda. Pieles rozándose hasta perforarse, hasta untarse de arranques hechos con fantasías sexuales. Me ponía sólo mirarte ¡qué desastre! Yo empeñada en comer la manzana que no podía ni tocarse. ¡Pecado! Decían los cristianos, pero lo nuestro era sano; el único inconveniente era la pulcritud de la gente. Nos rozábamos como posesos, como obsesos de lo obsceno. Olvidando que la calle no era sitio para nuestros proyectos. ¡Cuántas veces nos tacharon de incorrectos! Como si fuera un delito dejarse llevar por el instinto.
Y eso no fue lo peor, estaba previsto que lo nuestro era distinto. La lujuria sólo incrementó ardor al incendio, a ese que acabó en siniestro. Pero me comprometo a decir que pese a ello, todavía noto tu lengua por mi cuello. Retorciendo tus dedos en mis cabellos, mientras mi cuerpo se amoldaba a tus contornos eternos. Nadie pensó, que yo sentía mucho más que aquél momento, que no era un cúmulo de mal disimulo; que era amor, ¡amor en estado puro! Amor que nos envolvió en un largo orgasmo de dos años. TAN dejado, TAN descuidado, TAN olvidado; que se acabó perdiendo en la brisa de un despertar convulsionado.

viernes, 6 de julio de 2012

Ni tus ganas de ganar. Ni tus deseos de perdernos.




Recito en voz baja los análisis exhaustivos producto de tus contradicciones, fruto de mis interrogantes sin aclaración. Me repito el por qué de mis decisiones, y el dónde podría haber llegado si hubiese tomado la desviación hacia tus señas. Llego al mismo punto donde siempre nos encontrábamos, donde me resguarda la absolución del suceso. 
No estás. Ya no esperas a verme y desgañitarte. No estás ni tú, ni tus ganas de ganar. Ni tus deseos de perdernos.
Te fuiste. Y en parte también me fui yo, quedándose en nuestro rincón del mundo, sólo el apetito de tus besos. Sólo el gusto de tus abrazos. Sólo el echarte en falta.
Ya partiste, buscando el sentido y la pausa que no te pude transmitir. Quizá con alguien que espere tu regreso, quizá con alguien que haga que tu pecho tenga vida sin dolor. Tal vez te enamoraste, y ya me quedé como una nulidad, en una multitud, como un transbordo pasajero de tus paradas.
Pero, ¿qué más da si tu "yo" lo perdiste? ¡Qué más da!, si el "nosotros" sigue conmigo. Si el "" todavía no me ha abandonado. Nada importa si el ayer es mi hoy. Si el mañana lo miras en otros ojos. Otros que no son los míos.
Me duele, no el sufrimiento, si no el saber que sigue doliendo. Que ni el Enero de desdichas, ni el Febrero de melancolía, ni el Marzo de tristeza, ni el Abril de recuerdos, ni el Mayo de acercamientos, ni el Junio de desconsuelo, fueron capaces de derrotar mi capacidad de.. ti.
Confieso, no sin cierta dificultad, no sin cierto pesar, que tu detonación ya no tuvo repercusión en mi persona. Pusiste la lejanía necesaria para que la metralla no tocara mi fibra sensible. 
De todo ello, sólo queda la consecuencia de amar sin poder dar.., y de continuar procurando -tratando- de no retroceder. 
De no volver a caer en nuestra trampa. 
De agarrar, empuñar, blandir la realidad.., 
y no soltarla.

domingo, 1 de julio de 2012

Lástima es escribirte en formato olvido.




Lástima es escribirte en formato desamor. 
En hileras de alusiones presas del polvo. Quitando parches y puntos de las hendiduras hechas con tu odio. Sin más afecto y defecto que un fervor extremo por lo que nunca llegamos a ser. De lo demás, de mi devoción a tu persona, ya es rapiña de la amnesia. ¡Qué locura estar loca por ti!, ¡qué pena quedarnos en el preámbulo! En el origen de un sin fin -con fin- de cataclismos.
Quedó claro que contábamos con los días del calendario pero no con la confianza de una posteridad juntos. El mutismo predominó; en lo que tú percibías, en lo que yo entendí. Sin ser eruditos de ciencias ocultas, sin ser conocedores del mañana, sabíamos de nuestra fortuna. Tan escasa, tan nula. Tan inexistente como nuestra suerte.
¡Pero reniego de renegar!, de repudiar lo que tan exquisitamente me ha demolido. No eres tú quien opta por mis intentos, no seré yo quien obstruya un amor conveniente. Del que tú no fuiste portador, del que yo no fui destinataria.
Pero ojalá, cariño, pese a todo, que tengas la ventura del principiante. Que sonrías ahí donde duele, que pienses en mí y te asome un rayo de luz. Porque yo, aunque me vaya, aunque ya me fui, invocaré cada noche al reino de los sueños, pidiéndole que la suerte que nunca tuvimos juntos, la reparta ahora que estamos separados.
Lástima, cielo..,
lástima es escribirte en formato olvido.

sábado, 30 de junio de 2012

Sin manicomio donde anclar aquél estado.




Páginas en blanco. La inspiración tiembla. 
Dame miedo. Dame sentimiento. Dame ideas.
¡Dame!, entrégame todo lo que tengas. No me mires, no me veas de esta manera.
Susúrrame, viólame la consciencia, 
pero no vengas.
No inviertas en mi presencia.

Lánzame a musas forasteras.
Tócame el alma somnolienta.
Ahógame en litros de fortaleza.
Traéme los pecados de la sinvergüenza.
Que yo te espero con las manos abiertas.

Seré poesía, si tú me dejas.
Seré narrativa, si tú no te alejas.

Esperaré en la cama del artista, en la tumba del novelista.
Rezaré a la Virgen María, de parte de alguna puta de día.
A los pies de lo que creí cocaina, de lo que era grafía.

Me hice adicta de los gramos,
de los puntos, comas y vocablos.
Sin manicomio donde anclar 
aquél estado.

Esperanzada en un mañana, que no se podía escribir con tinta,
ni con lápiz, ni con fantasía. 
Llena de estigmas, de patrones, de -no- alegrías.

Así acabó la cordura,
así comenzaron las líneas.

viernes, 29 de junio de 2012

No la que tú diseñabas, no la que tú esperabas.



Partí para medir mi potencia..
Algo así como guiarse por inercia. 
Sin lastres, sin motines, sin impotencia.
Sin ti, sin avaricia, sin materia.
Con mis ganas, con coraje, con sutileza.

Me llevó días, y más de cuatro semanas.
Meses infinitos soltando carga.
Cuestión absoluta de práctica
en la que tu terrorismo ya fallaba.
Para mi fortuna.., para tu desgracia.

Ahora estoy renovada, 
ahora tu voz al fin está callada.

Ahora muero por mí, 
no por nuestra desgracia.

Ahora, mañana y siempre,
seré yo
No la que tú diseñabas,
no la que tú esperabas.

lunes, 25 de junio de 2012

Camuflada entre rosas marchitas.




Era improbable que encontrara algo entre tanta basura, entre despercidios de sentimientos que alguna vez fueron saludables. 
Daba repulsión el aspecto enquistado que habían conseguido a base de poner en venta el cuerpo y el alma. Y esos eran los más dignos, los demás los regalaban como una propaganda desechable.
Miraba y seguía observando una sociedad carente de valores. Los "te quiero" eran saludos cada vez más frecuentes; los "te amo" despedidas sin mucho interés. 
Y ella, camuflada entre rosas marchitas, seguía esperando escuchar de la boca de algún viandante sincero algo de verdad.
Seguía, después de todo, teniendo esperanza. Esperanza, tal vez, en que los cuentos no se quedaran en papel, ni las películas en pantallas. Que el tiempo al fin y al cabo sirviese de algo después de la espera.
Nada de príncipes azules, de héroes con bonita armadura, o de poetas con buena métrica.
Una persona, -que gente ya tuvo mucha- con la que no tener miedo. Con la que las máscaras no sirvieran; ni la de ser fuerte cuando no se puede, ni la del maquillaje cuando has llorado. Con la que en un abrazo se hiciera una emoción y no una simple acción. Con la que los silencios se llenaran de besos y las noches de sexo -claro, el amor se haría cada día-. 
Hacer una vida juntos y que nunca contara como una mala inversión.
Ya sabía que criar ilusiones en esa época, saldría más caro que una apuesta del todo o nada. Pero se negaba a exterminar la última gota de confianza en.. el mundo, en el amor. Iba a doler -con seguridad-.., iba a hacerle daño estar agarrada a un deseo tan bello y efímero como una estrella fugaz. Pero sabía del sufrimiento, era asidua de su enseñanza. No le temía. 
Acogida a la comodidad de su soledad, aquella flor entre flores,  caviló por una vez en mucho tiempo que ya era hora de pensar menos y actuar más. Respirar hondo, olvidar, y -al fin- abrir cerrojos de puertas abandonadas. 
..ya era tiempo de cambios, de ilusiones.. 
de arriesgarse.., de ¿por qué no? equivocarse.., 
de enamorarse.

domingo, 10 de junio de 2012

El recuerdo de mi constante olvido.



Resbalé, así fue, resbalé con mis propias predicciones. Con mis montones de restricciones, colocadas en orden cronológico. Dadas de sí por la lectura intensa de cada día, por el continuo recuerdo de mi constante olvido. No aprendo si no doy un paso atrás por cada nueve hacía delante. Mi avance me hace retroceder para declararme inocente de la culpa. De la culpa de un boquete que permanece en el ventrículo derecho. 
No cura, no cierra, no cicatriza
Y ahí anda, entre sístoles y diástoles, con apuradas bocanadas de sangre viciada de oxido. Ya es costumbre dictarle sin recibir contestación ni recomendación. Perdió su sentido del compañerísmo, ya no espera a dialogar entre sonidos de posibles canciones de amor. No se niega a completar los coros de alguna melodía dedicada.. simplemente, terriblemente, .. no llega la suya

Teniendo el Olimpo de sus puestas de sol.




Nunca creí demasiado en la mitología, en esas absurdas exaltaciones de las cualidades humanas. Era absurdo, irreal, ficticio. Muy lejos del mundano lugar donde habitaba. Donde el camino era empedrado, las personas defectuosas y yo, bueno, más de lo mismo.
La perfección sólo existía en libros fantasiosos, en películas bien anunciadas y en la imaginación de los más soñadores. Aquella utopía no tenía cabida para mí, para una agnóstica de lo increíble.
Tal vez fue por eso por lo que vino, por lo que se recreó en mi más pura incredulidad.
Él.
El Zeus, dueño de mi cielo y de mis tierras. El Cronos de mis segundos, de mis minutos; de mi tiempo. El Poseidón de mis mares en calma. 
Un calco pobre de la hermosura de Apolo.
Porque, si lo vieras, sabrías que no es sólo bello. Es magnifico. Es impactante. Es glorioso.
Y que nadie hable del Edén, teniendo el Olimpo de sus puestas de sol..
No rememores, ya te lo aconsejo; ni asomo de semejanza con ningún paraíso recóndito. Palabra de esta lunática presa de su olor.
Míralo y descubre el aviso de sus ojos, como un idéntico retrato del futuro.
"Te enamorarás." Tú, , la chica de sonrisa descreída.
Me lo advirtieron el día que me sumergí en su color, y allí me quedé, a la zozobra de lo inevitable.
Era magia lo que desbordaban sus poros, lo que bañaba su cuerpo. Cuerpo creado para la admiración, para el deseo
Y claro está, rendición de tropas. No había más opción que caer en su embrujo.
Empezó allí donde mi mente nunca llegó, comenzó como la casualidad de un inmortal con la más imperfecta víctima. ¿Quién lo pensaría?, ¿quién se opondría?
Caí en su trampa, en su aura de atracción, y no quería rescate más allá que el de sus brazos. Porque ya me salvó con su aparición, con su fe, con su creencia en lo increíble, con su perfección.



domingo, 3 de junio de 2012

Que nadie supiera lo que se siente.



Era fácil, muy, muy fácil teorizar cuando una resistente barrera dividía las dos orillas. Cuando yo gritaba "quiero" y a ti te llegaban susurros de "no debo". Era tan sencillo como hacerse los invidentes , los sordos y en ocasiones, los mudos. 
...Para que nadie supiera lo que se siente..., 
...para que nadie viera los estragos...,
...para que nadie oyera los deseos...,
...para que nadie nos hiciera daño...

Sin más ruletas de la suerte.




Es raro pensar que el adiós -mi adiós- no se formó el mismo momento en que mis labios lo susurraron, ni mis ojos lo exclamaron, ni mucho menos cuando mis manos se aferraron a un espacio vacío, en la estratosfera de un estado hueco. No fue así ni cuando lo comprendí, ni cuando lo asumí. Ni en la legitimidad de dolores ulcerantes, ni -irónicamente- cuando la despedida se hizo palpable en una boca poco antes besada por mis labios. No se hizo, no llegó a emerger, no procesaba mis entrañas ese adiós tan necesario, tan impaciente, tan escondido de otros caminos.
El adiós que protegía el miedo a un mundo solitario, a una batalla extrañamente reconfortante, a una impotencia latente. El que callaba, pero hablaba por las noches en busca de respuestas. El que peleaba con sentimientos estacionarios; fríos e invernales en épocas de sufrimiento, calurosos y pasionales en tiempos de soñados milagros. 
Porque era apocado como ninguno, pero sincero como pocos, y ese, ese adiós que se hacía de rogar sabía que no habría retorno. Una vez dicho, y que mi voz lo hubiese expuesto, me acogería a lo más ínfimo para continuar. Para levantar. Para luchar. Para seguir. Sin más oportunidades, sin más apuestas a lo imposible, sin más ruletas de la suerte. 
Y ambos lo sabíamos.
Le faltaba valor, decisión, rebeldía. El último empujón para caer en una cuesta sin frenos. Para derrapar en un "lo que tenga que ser, será". 
Coger con manos llenas un soplo de aire puro, de un algo que no estuviera intoxicado de pasado..
..Pero no había dirección que guiara con exactitud, ni brújula que recomendara nuevos nortes.
Porque le sobraba cobardía.. Porque me faltaba valentía.

martes, 22 de mayo de 2012

Celebrando el deceso.



Bullicio de cuerpos efervescentes, de brazos elevados, de sonrisas dominantes. 
Sudor patente en pieles superfluas, triviales. 
Sujetos anónimos. 
Desconocidos perdidos en las oscilaciones de ritmo sensual. 
Sin nombre, sin edad, sin destino, sin leyes. 


Me muevo, me elevo, me abandono. 
Vuelo entre aromas de humo y colonia barata. Entre alas de ángeles caídos. 
Me disipo con calma en el último cigarro de una desenamorada. 
Me deshago en la octava copa del abandonado. 
Retuerzo mi cuerpo y las palabras maquiavélicas. 


La enésima parte de un ayer, la sombra de una sombra, el despliegue de un virus letal. 
Todos somos nadie, en nadie finalmente nos convertimos. 
Celebrando el deceso de un porvenir.
El trance de una despedida sin interés.
La caída de un mito.


¡Baila! Haz el amor con el tiempo.
No hables.., no sientas.., no padezcas.
No razones.., no condenes.., no maldigas.
No te sometas.


Piérdete para perder a las perdidas, para ganar a la vida, pero no para perderte a ti misma.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Conexión perfecta.




Silencio, silencio tan dulce como la miel de sus labios.
Sentía, sentía que me moría. O que empezaba a vivir ahora que reconocía las formas de sus rasgos.
Él me cuidaba con la presa de su halo, yo me dejaba retener por pura voluntad descuidada.
Pretendientes de lo (no) efímero , de la sombra ajena, de la idolatría primeriza.
Le necesitaba, con posesión, con premeditación, con alevosía. A veces, con nocturnidad.
Me deseaba con dedos inquietos, con boca impaciente, con gesto locuaz.
Ambos, hechizados por la poderosa curiosidad del tacto. De la vista. Más de tanto en cuando, del gusto.
Tendencias de enajenados, de delirantes compañeros en busca de territorios remotos.
Me quería, me decía sin decir que me amaba. Despojándose de blindajes hechos de acero, de aprensión, de recelo.
Yo aspiraba al más de sus ecuaciones, a estimar su resultado. A bipolarizarme para hallar su apego. 
Eramos cañones a punto de disparar, flechas sin lanzar. Los segundos reservados para el mejor de los besos.
Ánimas encofradas en dos cuerpos conectados. 
Conexión perfecta de dos perpetuos enamorados.

viernes, 4 de mayo de 2012

No era suficiente.



No era suficiente. Lo sabía, lo sentía; lo callaba.
No era suficiente estar allí, ni recitar poemas inacabados. Ni custodiar lo sentimientos que borboteaban entre los labios.
No era suficiente, jamás lo sería. 
Ni mirar entre pestañas espesas de deseo, y subtitular ruegos de un plural imperativo. Ni encarar la mentira con la más cruda veracidad.
No era suficiente, mascullaba el instinto.
No lo sería, nunca, nunca más. Ni aunque las baladas románticas pusieran coros a nuestra historia. Ni aunque el trillado destino nos destinara a volver.
No era suficiente, bien que lo asumía.
Ni tras los cándidos besos de colegiales, ni por las caricias de bellos amantes. Ni ausentando la ausencia de nuestra añoranza.
No era suficiente, bramaban los sentidos.
Pese a encuentros furtivos, a la apetencia de las pieles. Pese a flotar en mar abierto, a encallar en eternas manos unidas. 
No era suficiente, escribía el universo.
Ni congelando el fundido glaciar despiadado del tiempo. Ni retomando los pasos alejados del presente. Ni presenciando el futuro anhelado.
No era suficiente, mentaba mi mente.
Ni tentando a la suerte, ni tentando a la muerte.