expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

sábado, 24 de noviembre de 2012

Él tan Chernóbil, yo tan nuclear.


Caminó con aire rudo, con la incultura inteligente de alguien venido de la calle. Con manos curtidas de esfuerzo, con certezas en formol. Me obnubilé en su balanceo, en su vaivén de oscilaciones a bajo cero. Sentí álgida hasta la médula, hasta el hueso último del último rincón de mi cuerpo. 
No habría damnificados esta vez."No, si mantengo la rigidez mortecina de mis miembros."
Topé con sus pupilas pardas, ávidas de analizarme como un código binario. Estafé a sus tentativas con una ponzoñosa media sonrisa. "Bingo. Dije entre gestos amañados."Imprudente fue al enseñarme su caja fuerte de flaquezas. Serpenteé entre sus cifras hasta dar con su combinación. 
Abracé su docilidad, recorrí su torpeza. 
Atroz sería mi paso y truculentos mis planes. Pasé por sus fines como un obús. Indefenso quedó frente a mis pisadas. 
Él tan Chernóbil, yo tan nuclear.              -Yo tan sanguinaria.-
Confundió mi punto de mira, confundió mi onda expansiva.. y se enamoró. Se enamoró de mi emboscada, de mi crimen. Quiso mis muertes como las suyas propias. Quiso mi suicidio como una demostración de amor.
Me llevó al fin del mundo cuando quise huir. Encendió una vela por cada apagón. Aceptó mis intentos de homicidio con una caricia en el pelo alborotado. Sufrió mis torturas con arrojo, sin una mala palabra.
Dio con las rodillas en el suelo cuando caí extenuada. Comprendía sin más explicaciones y miró mis manos presas del temblor. "No eres mala" Afirmó sin opción a replica."Pero te seguiré en este camino hasta que encuentres tu lugar."
Tomé su mirada con extrañeza, con recelo. 
"Te quiero." Me limite a decir.   "Lo sé." Se limitó a contestar. 


Y yo, tan martes 13, tan mala suerte.., fui deshelada por un beso en el alma. Por un roce sin piel sintética. 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Puro trámite lascivo.



Me prometió muchos orgasmos y pocos cuentos
Se empeño en meterme salientes y no adentrarse.
No entrometerse si caía.
No sujetarme si me lanzaba.
No hacerme el amor si se lo pedía.
Puro trámite lascivo.
-Sonreía de puro gozo.-
Y no me importaba.

Callé.. y me hizo gritar.
-Juro. Como nadie.-

¿Te atreves? Me repetía.
Te daré muchos sudores y pocos problemas.
Nada de efusiones,
todas las afecciones las tendrás en la cama.
Calentura febril.
Subidas de mercurio.

¿Te atreves? Me incitaba.
Tocaba mi lado oscuro y reía.
Se divertía con mis ojos en blanco.
Con mi piel herizada.
Con mis suspiros entrecortados.
Con mis garras en su espalda.
(Seguro de mi pasividad)

Nunca le dije sí. Que sí me atrevía.
Nunca afirmé el descaro.

-Sólo eché los seguros,
sólo lo llevé a mi terreno.-

Apagué la calefacción,
encendí el erotismo.

Y complací (sometí) a nuestros cuerpos, 
ahora, conectados en uno.



"¿Te atreves? Preguntaron mis ojos a tu boca sorprendida.
....
Y qué gusto me dio el roce de no dejarte responder."